A mi tío Leo, quién me acercó muchos de los libros marcados.
Hay momentos en la vida de un lector en vuelven a florecer en mente y alma libros que dejaron una marca. Lecturas que se hicieron en una etapa particular, en algún espacio mágico, compartido con gente que amamos, entre otras formas. Y estas páginas vuelven de vez en cuando a la memoria y vuelven con ella el sentimiento producido. Claro está que no siempre se puede repetir el sentir ya que nunca se vuelve el tiempo atrás. Y es en este momento el lector piensa en la nostalgia y reflexiona sobre ella en el presente. Es en este instante que el lector vuelve a remontar la magia de la lectura. Algunos vuelven a releerlo y otros prefieren el recuerdo para seguir con otros libros. Los primeros a veces vuelven a sentir la magia y otros se desilusionan. Los segundos siguen buscando nuevas aventuras literarias cual pirata en busca de nuevas tierras.
Es en este contexto que pensé escribir sobre los libros que
he leído en mi vida, que ya no es poco tiempo pero tiempo joven aún. Los libros
marcados que marcaron mi existencia.
El primer libro que me viene a la mente es “Relato de un
náufrago” de Gabriel García Márquez. Recuerdo que lo tenía que leerlo en la
secundaria, como parte de una tarea de Lengua y Literatura de tercer año. Me lo
leí en menor tiempo establecido por la profesora, me lo devoraba y me
apasionaba imaginar este tipo solo en una tabla naufragando, lo veía como en
una película. Allí es que descubrí a este gran escritor de Nuestra América:
Gabriel García Márquez. Después vinieron otros como “Crónica de una muerte
anunciada” y “Noticias de un secuestro”.
También recuerdo el aroma que me imaginaba leyendo “El perfume”
de Patrick Süskind. Pero fue mucho antes de que se hiciera la película
homónima. Lo había comprado en un kiosco de diario del barrio de Ciudadela,
editado en una colección de literatura universal. Recuerdo como iba acompañando
al personaje en su búsqueda del perfume perfecto. O cómo me había dado cuenta
que hemos perdido el olfato en una ciudad contaminada y nos perdemos aromas que
nos deja sentimientos y pensamientos.
Otro autor que me viene a la mente es el genial Osvaldo
Soriano. El mismo amor por el Club Atlético San Lorenzo de Almagre me llevó a
leer aquél cuento sobre la fundación del club (ahora no recuerdo el título ni
tengo un ejemplar a mano para consultar). Pero el libro que más me llevó fue
“Triste, solitario y final” con Philip Marlowe, el Gordo y el Flaco
interactuando en una historia loca con el Soriano mismo de protagonista.
Luego vino el periodismo a mi vida. Mi capacidad de
autodidacta hacía que encontrara libros de grandes periodistas que me enseñaron
mucho sobre este oficio. El primero que debo mencionar es a Rodolfo Walsh con
su “Operación Masacre” y su “Carta abierta a la junta militar”. Pero el punto culmine
de contacto con este periodista militante fue la antología “El violento oficio
de escribir. Obra periodística (1955-1977)” que recopila sus escritos en medios
gráficos y agencias de noticias como Prensa Latina en Cuba. La figura de Walsh
me marcó de manera tal que siempre busqué indagar más y más sobre su obra. Pero
no me quedaba en este periodista chicato de anteojos de marcos gruesos. Por
medio de él llegue a Jorge Ricardo Masetti con su “Los que luchan y los que
lloran”, una obra magistral de cómo un periodista puede hacer una entrevista y
contar el recorrido. ¿A quién entrevistó? Nada más y nada menos que a Fidel
Castro y el Che Guevara en plena Sierra Maestra mientras la Revolución cubana
batallaba contra la dictadura de Fulgencio Batista. Un libro que me llevó a
conocer la previa de aquél mítico 1º de enero de 1959. Y así siguió la cadena
de libros que por conocer más sobre Fidel Castro y los barbudos del caribe
terminó en mis manos un ejemplar de “La historia me absolverá”, aquella auto
defensa que hiciera Fidel en el juicio por el asalto al cuartel Moncada. Un
libro que es el programa político y social de la Revolución cubana.
Siguiendo con la revolución y volviendo a Masetti encontré la historia del
intento del foco guerrillero en la provincia de Salta que relata “Los orígenes
perdidos de la guerrilla en la
Argentina ” de Gabriel Rot.
Siempre se puede relacionar algún libro con un viaje, ya sea
porque lo hayas leído en el descanso o porque tiene relación con el destino del
recorrido. En el primer caso recuerdo el libro “No robarás las botas de los
muertos” del uruguayo Mario Delgado Aparaín que relata el sitio de la ciudad de
Paysandú al mando del prócer Leandro Gómez. Más lo recuerdo por haberlo leído a
orilla del río Uruguay, justo enfrente de Paysandú. Me imaginaba los estallidos
de cañones y columnas de humo producto de la destrucción de la ciudad por parte
de las tropas del dictador Venancio Flores y con la ayuda de Bartolomé Mitre.
En el segundo grupo de los libros “viajeros” tengo muchos pero en este momento
rescato de mi memoria “Jefazo” de Martín Sívak. Este relata la vida del actual
presidente boliviano Evo Morales. Lo he leído en mi primer viaje al altiplano,
justo para la asunción del segundo mandato del primer presidente indígena. Este
libro es magistral porque no sólo lo pinta de cuerpo entero al cocalero sino a
la sociedad boliviana.
Por ahora esto son los libros que me vinieron a la mente al
momento de escribir. Seguro que hay muchos más. He dejado los libros de
historia, oficio que hoy estoy metido de lleno mientras estudio la licenciatura
en Historia. Seguramente será motivo para una segunda parte de los libros que
me marcaron.
Roberto Deibe C.
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