27 de febrero de 2019

La burbuja científica y el desencanto de la investigación

/por Joan Santacana*/
Llevo mucho tiempo vinculado a la investigación y a la docencia; quizás más de cuarenta años. Este tiempo me proporciona una cierta perspectiva sobre el presente y el futuro inmediato. La investigación, al igual que la docencia, son tareas apasionantes. Cuando son reales, te absorben por completo y no hay forma de librar al cerebro de la necesidad de pensar. El deseo de aprender, de descubrir, de investigar se convierte a veces en obsesión.  Esto ha sido siempre así y seguirá siéndolo. El estimulo de investigar no suele ser proporcional con la recompensa económica. Sin embargo, a pesar de ello, el investigador actúa impulsivamente y no puede hacer otra cosa. Esta pasión por la investigación la han conocido muchos y muchas científicos de las generaciones pasadas.