Los tiempos contemporáneos son difíciles de clasificar. Los adjetivos están perdiendo fuerza y contundencia. Se recurren a viejos calificativos, pero no prescriptos, como fascista, neoliberal, entre otros. Son tiempos tenebrosos, de incertidumbre que se cuela entre los huesos. Sin embargo las bestias lograron anestesiar y hacernos creer que es circunstancial. La incertidumbre es la anestesia de estos tiempos. En la militancia también sobrevuela la incertidumbre, no estamos exentos de los tiempos envenenados que corren. El egoísmo, el individualismo, aquellos venenos destilados desde los tiempos dictatoriales, neoliberales. El pasado se recurre como una madera flotante en medio del naufragio. Pero muchas veces termina siendo de plomo y nos hunde en la profundidad de la nostalgia. No podemos vivir del pasado, nos dicen las bestias. No se puede vivir sin memoria, respondemos. Pero aquellos tienen impunidad y nosotros aún resistimos.
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