8 de enero de 2025

Coloquio Internacional por el bicentenario de la batalla de Ayacucho

Foto: prensa CESB
En la ciudad de Caracas, capital de la República Bolivariana de Venezuela, se llevó a cabo entre los días 7 y 8 de diciembre del 2024 el Coloquio Internacional “Ayacucho 1824-2024: unidad, soberanía y paz” con motivo del bicentenario de la batalla libertadora librada en territorio peruano que culminó con la victoria patriota y la derrota definitiva del imperio español. Tal evento académico e historiográfico fue realizado en la sede del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos (CELARG) en conjunto con el Centro de Estudios Simón Bolívar. Ambas entidades lograron un evento exitoso con la participación de importantes historiadores e historiadoras de Nuestra América como también la participación popular a través de los integrantes de la red Historia, Memoria y Patrimonio como también del Diplomado Vida y Obra del Libertador Simón Bolívar que permitió la participación de hombres y mujeres del pueblo, de las ciudades del interior de la patria bolivariana. Al mismo tiempo contó con la presencia de miembros de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC), del Centro Nacional de Historia y otros organismos. 


En esos días decembrinos se pudieron escuchar las palabras de representantes de Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, España, Perú, Honduras, México y Puerto Rico. El presidente de CELARG, el historiador Pedro Calzadillas, dió la bienvenida con cálidas palabras: “Estar aquí en este momento de la Patria Grande y de nuestra América; hoy estamos todo el movimiento de la historia de Venezuela que agrupa a personalidades de quienes militamos por la Patria y la conciencia histórica; que es el compromiso no solo con el pasado, sino sobre todo con este presente”. 

La esencia de los investigadores expositores, como también del cálido público que asistió, dió un impulso para pensar la historia como herramienta de conocimiento y praxis de los pueblos de Nuestra América. La batalla de Ayacucho fue posible gracias a la unidad de los patriotas de cada región de sudamérica. Esa característica fue la que rescataron los oradores como el profesor argentino Roberto Deibe, integrante del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, cuando refirió la unidad alcanzada por Hugo Chávez y Fidel Castro a través del ALBA, Unasur, Celac. También mencionó que “la independencia no es un hecho consumado, sino un proceso constante de construcción, como todas las revoluciones populares”. 

El coloquio contó con las palabras del presidente Nicolás Maduro en el cierre del mismo




 

El tiempo está a favor de los pequeños

Para iniciar este 2025 en este blog comparto el artículo del intelectual cubano Enrique Ubieta Gómez publicado en el portal CubaSí  del que recomendamos su lectura: 

Comienza un nuevo año, extraña convención humana de que todo lo divide, lo cerca; un pedazo de tierra que tiene límites imaginarios, un pie más allá es otro país, que exige infinitos papeles para el acceso, aún cuando muchas veces los habitantes de un pedazo y del otro pertenecen al mismo pueblo e incluso, puede que hasta a la misma familia. Pero los que se reparten la riqueza de un lado no son los que se la reparten del otro, o no lo fueron en sus orígenes y debieron asegurar la exclusividad. Los muros imaginarios o reales no se han roto para los seres humanos que producen la riqueza, pero sí para los que la disfrutan. 

El tiempo es infinito, pero se parcela en horas, días, semanas, años, siglos. De otra manera sería invisible, solo lo percibiríamos en las marcas del rostro, del cuerpo; en las dos únicas estaciones de la vida, la noche y el día. Ahora lo vemos pasar desde la ventanilla de un tren cada vez más rápido, como postes de luz en la vía. En mi adolescencia me esforzaba por detener su paso, sin entender que no eran ellos los que se movían. Becado como estaba, el tiempo lo medía en fines de semana. Hasta que lo dejé correr: no se vive mirando pasar los postes, sino haciéndonos una vida en el tren. Sin embargo, la ilusión de los finales y de los comienzos nos impele a rectificar, a reevaluar los caminos emprendidos, nos ofrece una tregua necesaria. El tiempo parcelado facilita también el archivo de la memoria, sin la cual ni los individuos ni las sociedades podrían entenderse. 

A las doce de la noche no se destruye el hechizo, no ocurre el milagro —la calabaza convertida en carroza es la proyección de un sueño, y la convención de fin de año nos permite creer en él— pero atravesamos esa barrera imaginaria con la esperanza de que todo sea mejor a partir del minuto siguiente. Año duro para la Humanidad, porque la vida en el tren es un desastre. Los pasajeros de algunos vagones quieren apoderarse del espacio y las riquezas de los otros: hay guerras de descrédito, asaltos mediáticos y físicos, asesinatos y robos, predicadores corruptos que fabrican mentiras y noticias falsas, imaginarios rellenos de veneno que se convierten en los amigos en enemigos. y viceversa; hay alimentos que sobran y niños que mueren de hambre, medicinas de alta eficacia, y poblaciones diezmadas por enfermedades curables, obras de arte y conquistas científicas sorprendentes y millones de adultos analfabetos, enajenados. El año que entra no llega con soluciones mágicas. Estas son trabajosas, y dependen de nosotros.