Se cumplieron los 20 años de aquellas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 que quedó en la historia como una rebelión popular que significó, entre tantas cosas, la caída del entonces presidente Fernando De la Rúa. Mucho se escribió sobre esos días. Muchas personas relataron sus vivencias, analizaron los hechos e incluso hubo quienes simplemente recordaron aquellos días. Como lo personal es político, aquí se tratará de relatar no sólo aquellos días sino aquél año.
Tenía 23 años. Trabajaba hacía poco más de 2 años en el Hospital Nacional Posadas como empleado administrativo. En 1999 había entrado a estudiar periodismo en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Asistí a ese lugar después de haber intentado estudiar en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, pero por razones laborales y de distancia (vivía en la zona oeste), tuve que abandonar. En ese 2001 me encontré estudiando en aquél espacio bajo la dirección de un equipo liderado por Vicente Zito Lema y con la presencia de los pañuelos blancos. Todo era cuestión de aprender y aportar. Memoria, Verdad y Justicia pero también luchas y sensibilidad ante las injusticias.
En abril de aquél 2001 tuve la dicha de poder viajar a Cuba. Asistí a la movilización del pueblo cubano por el primero de mayo, día internacional de los trabajadores y las trabajadoras. Marchar por las calles habaneras desde bien entrada la madrugada fue una experiencia que trasciende lo analítico para entrar en una esfera de sentimientos y emociones. Tal esfera se llena y explota cuando tuve la oportunidad de ver a Fidel Castro en persona, caminando a la par con su pueblo agitando su bandera cubana. Esos días entendí la frase: cabeza clara, corazón solidario, puño combativo.
Regresé a la Argentina con muchas energías y preguntas, con ganas de hacer cosas y reflexionar el presente. El país estaba inmerso en una situación crítica en lo económico, político, social y cultural de una magnitud que sobrepasaba todo. Tal es así que en el Hospital Posadas se vivieron meses de tensiones tales que se llegó a hacer una toma de la dirección para repudiar a quienes integraban la intervención comandada por el Doctor Ignacio Katz con la compañía de los doctores Miguel Saguier y Néstor Sciarrotta. Todos ellos enviado por el entonces ministro de salud Héctor Lombardo para implementar una política de ajuste, despidos y, fundamentalmente, destrucción de la salud pública. Así fue que tomamos el hospital impidiendo el ingreso al edificio de Katz. Tal fue el éxito de esta medida que el gobierno de la Alianza de De la Rúa y Chacho Álvarez (que aún no había renunciado) envió efectivos del cuerpo de infantería de la Policía Federal. El 13 de agosto del 2001 entraron tirando gases y disparando balas de goma dentro del mismo hospital con trabajadores y pacientes heridos. Tal fue la locura de ese día que impulsó la resistencia de los trabajadores y las trabajadoras logrando la renuncia de los interventores al grito de “Katz Nunca Más”.
Los sucesos del Hospital fue el preludio de diciembre aunque no lo imaginamos. En esos días dónde los saqueos y las cacerolas se hicieron cotidianas, quienes trabajamos en el Posadas fuimos parte protagonista de las jornadas del 19 y 20. Recuerdo que después de ver en la televisión la represión a las Madres, la indignación se potenció aún más. A pesar de la actitud cobarde de ciertos dirigentes sindicales decidimos un grupo marchar a la Plaza de Mayo para repudiar al gobierno, el estado de sitio y la represión que ya veníamos sufriendo meses antes. No hubo tiempo para contratar micros y movilizar. Fuimos caminando a la estación de tren de Ramos Mejía y partimos hacia Once. Recuerdo que llegamos al obelisco, casi entrando por diagonal norte, enfrentando las balas y gases (que después supimos que eran vencidas las latas e irritaba más). Recuerdo los compañeros motoqueros agrupados en SIMECA que se convirtieron en una especie de Cuerpo Popular Motorizada. Qué momentos de tragedia para el país, pero que honor haber sido protagonista colectivamente. Porque en el 2001 fuimos un cuerpo colectivo que resistió un largo tiempo hasta convertirse en otras formas, como otras formas éramos antes. Ahora me viene a la mente la canción de Silvio Rodriguez:
"Somos prehistoria que tendrá el futuro
Somos los anales remotos del hombre
Estos años son el pasado del cielo
Estos años son cierta agilidad
Con que el sol te dibuja en el porvenir
Son la verdad o el fin, son dios
Quedamos los que puedan sonreír
En medio de la muerte, en plena luz".
R.D.